Barcelona (España), 11 mar (EFE).- Hay verdades dolorosas que “de alguna manera todos intuíamos”, pero que ahora “sabemos con certeza”, según el director de la compañía chilena Teatro La Re-Sentida, Marco Layera, un autor con un fuerte compromiso político y social que cree que en los últimos años “han caído todas las máscaras”.

Una de estas “verdades dolorosas” es que las fuerzas de seguridad de Estados democráticos “mantienen prácticas propias de gobiernos autoritarios”, algo que “no es solo aplicable a Chile, sino también a muchos países europeos y a Estados Unidos, donde la violencia policial es un serio problema”, indica en una entrevista con EFE.

Layera presenta en la ciudad española de Barcelona (noreste) “Oasis de la impunidad”, una obra que es el resultado de “la indignación, la pena y la energía” que generó la represión con la que respondieron las fuerzas de seguridad al estallido social chileno de 2019.

Según Amnistía Internacional, más de 12.500 personas resultaron heridas por el uso indebido de la fuerza por parte de los carabineros.

La obra se representa esta semana en el Teatre Lliure y se estrenará el 13 de abril en el Centro Dramático Nacional de Madrid.

La intuición de que las fuerzas de seguridad de nuestros días siguen funcionando con métodos impropios de una democracia se convirtió en certeza para Layera al ver su actuación en aquellas manifestaciones de su país.

Y otras intuiciones tomaron carta de naturaleza cuando el pasado mes de septiembre los chilenos rechazaron en las urnas la propuesta de Constitución de la Convención elegida en mayo de 2021, tras aquellas protestas.

DISTANCIADO DE LA POLÍTICA

El referéndum constitucional “nos mostró en toda su crudeza que el chileno medio es antiindigenista”, una realidad “muy dolorosa” que ha sumido a Layera en la frustración y lo ha llevado a distanciarse del día a día de la política chilena.

“He generado anticuerpos y ya no sigo las noticias de política como antes ni estoy demasiado informado de cómo va el proceso constituyente”, confiesa.

Este alejamiento lo ha llevado a retomar el proyecto que inició con “Paisajes para no colorear”, una obra impactante sobre la vulnerabilidad de las mujeres adolescentes, que fue muy bien recibida durante su gira por Europa en 2019.

Tres años después, Layera organizó en 2022 un taller semejante al que había montado con las adolescentes, pero esta vez con jóvenes de género masculino, y “el resultado fue muy diferente, porque si a la primera llamada respondieron 200 mujeres, a esta segunda solo 30 hombres”.

MASCULINIDAD Y TERNURA

“Hay algo que atrae a las mujeres al espacio escénico y que genera rechazo entre ciertas masculinidades, porque los pocos hombres que vinieron no respondían a la construcción masculina hegemónica, sino que eran jóvenes muy tiernos”, revela.

Este hecho ha marcado la investigación escénica que Teatro La Re-Sentida ha hecho en los últimos meses y que está a punto de cristalizar en una pieza teatral sobre nuevas masculinidades que se estrenará próximamente en Chile.

“La ternura puede ser una herramienta de cambio -según Layera-, pero mantener la ternura es un reto que se enfrenta a una fuerte resistencia, porque nuestra sociedad la ha exiliado, especialmente entre los hombres”.

La masculinidad le parece a Layera “un debate muy interesante”, que tiene mucho que ver con la realidad sociopolítica que le rodea, pero le permite tomar distancia del “gran fracaso” que ha supuesto para él el “no” en el referéndum constitucional de 2022.

“Quizás la Constitución era demasiado maximalista y, de todos modos, seguimos avanzando, aunque sea a otro ritmo, como dicen algunos -añade-, pero ha sido muy doloroso ver caer todas las máscaras y darnos cuenta de quién es quien”.

“Me gustaría abordar más adelante el tema del fracaso -anuncia- y querría hacerlo con el mismo elenco con el que hemos hecho ‘Oasis de la impunidad'”.

“Oasis de la impunidad” es una reflexión coreográfica, mas cercana al lenguaje de la danza que al del teatro convencional, sobre cómo las personas que entran en la policía o el ejército se convierten en otros para poder ejercer la violencia.

“Son cuerpos instrumentalizados por el Estado, en los que la violencia se incrusta y ramifica en todas los pasos de su vida cotidiana”, asegura.

En la futura obra con los mismos actores que espera montar, Layera pretende reflexionar sobre “la manera en que abrazamos el fracaso, es decir, cómo festejamos el fracaso”.

“Como esos payasos -ilustra- que van de fracaso en fracaso y nunca llegan a donde quieren ir, pero hacen reír a los demás”.

Rosa Díaz

 

 

 

 

 


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