Madrid, 11 mar (EFE).- El trabajo de Antonio Massa es mucho más famoso que él. Desde hace décadas, sus fotos se han convertido en iconos, portadas de discos y hasta “estampitas de la suerte”, mientras su nombre apenas era conocido.

Durante décadas, Massa (Buenos Aires, 1935) fotografió cientos de escenas y retrató a cientos de personas, con especial interés en los músicos de su país, fundó el Estudio Massa y hoy su nieta, Catalina Serrano Massa, quiere darle el reconocimiento que tienen sus instantáneas, pero no él.

Con la exposición “Un obrero de la fotografía”, que puede visitarse simultáneamente en el Teatro San Martín de Buenos Aires y en la Casa de América de Madrid, pretende mostrar el “material extraordinario” de su abuelo. La de la capital de España forma parte del festival cultural Conexión Buenos Aires-Madrid.

En ella pueden verse imágenes marcadas por la complicidad entre la cámara y decenas de músicos argentinos como Soda Stereo, Sandro, Mercedes Sosa, Osvaldo Pugliese o Roberto Goyeneche, y extranjeros como los británicos Rolling Stones, el español Joaquín Sabina o el estadounidense Michael Jackson.

“Mi abuelo tiene un archivo de fotos muy grande, que llevamos ordenando varios años, estaban desordenadas, en sobres, ahí tomé conciencia de la cantidad de material que había”, cuenta Catalina a EFE.

La joven, también fotógrafa, explica que, para llegar a la selección que puede verse en ambas ciudades, llevó a cabo un largo proceso, primero de orden dentro del archivo del abuelo, y después de conversaciones con él para ver qué fotos se exponían.

“Quisimos marcar que los artistas siempre lo están mirando, hay un vínculo entre retratado y fotógrafo, y buscar un equilibrio entre generaciones, entre la mía y la de mi abuelo”, subraya.

LA INTIMIDAD, UN ELEMENTO CLAVE

En la muestra y en muchas otras fotografías de Massa, la intimidad se revela como una herramienta única, con la que se genera un momento efímero que queda retratado por una cámara, pero también por una mirada concreta.

“Queríamos mostrar esa intimidad que él siempre lograba porque con algunos artistas tuvo mucho vínculo, los de su generación, de tango, folclore… Él generaba un vínculo con los artistas y a algunos los retrató durante varios años, se generó un vínculo laboral y de amistad”, explica.

Una intimidad que también busca y logra Catalina con sus fotografías de músicos y personalidades, y que también pueden verse en la muestra de su abuelo, a la que aporta varios retratos.

“La cosa es sacarlo del lugar típico e ir más allá para poder conseguir la foto, la intimidad, ese momento, creo que eso es algo que tenemos en común y que fui dándome cuenta en el andar: es lograr escabullirme para lograr la foto, es mejor pedir perdón que permiso”, comenta.

UN ARTISTA DESCONOCIDO, UNAS FOTOGRAFÍAS MUY CONOCIDAS

Catalina pone de ejemplo la foto que Massa hizo de los tangueros Osvaldo Pugliese y Roberto Goyeneche, que “pasó de mano en mano, de generación en generación” y se convirtió en un símbolo de buena suerte para otros músicos, pero también en un icono que cuelga en autobuses o tabernas del país.

“Las fotos de mi abuelo se hicieron muy conocidas, sin saber quién era el fotógrafo, él siempre dice que no le importaba hacer marketing de su trabajo porque él no frenaba nunca, trabajaba y trabajaba y recién ahora se puede dar el lujo de poder hacer esto”, indica la nieta.

Muchas de las fotos expuestas son portadas de discos o “retratos que estuvieron dando vueltas mucho tiempo”.

En ese sentido, resume que la intención de la exposición es enseñar “quién estaba detrás del lente”, pues “es un orgullo decir que era él e hizo todo este material extraordinario”.

Macarena Soto

 

 

 

 

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