Fuertes lluvias azotan el norte de Perú desde enero. El resultado: inundaciones y deslizamientos de tierra que han dejado a miles de personas afectadas, muchas de ellas sin hogar. La respuesta humanitaria se ha centrado en facilitar el acceso a recursos, albergues, asistencia sanitaria y educación.

 

En 2023, la temporada de lluvias en Perú ha estado marcada por una serie de eventos climáticos, como el Yaku, el primer ciclón registrado en esta zona del Pacífico en 40 años, seguido del inusual calentamiento de las aguas oceánicas frente a las costas del país, lo que obligó a las autoridades a declarar la alerta por el fenómeno de El Niño costero.

En una entrevista con Noticias ONU, el asesor regional de Respuesta a Desastres de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en Latinoamérica y el Caribe ha declarado que “todo el Perú, pero principalmente el norte del país, ha sido afectado por este fenómeno local”.

Gianni Morelli ha explicado que El Niño costero “es un fenómeno que comporta un incremento de la pluviometría (en estas zonas ya deberíamos estar en un periodo seco) y en la parte norte del país hemos tenido un acumulado de lluvia muy importante, lo que ha generado inundaciones en tres departamentos del norte: Tumbes, Piura y Lambayeque”.

La cifra de necesitados puede ascender a medio millón

“Estas inundaciones han generado daños importantes a personas y bienes, con el 66% de los daños registrados hasta la fecha. De acuerdo con la información oficial, tenemos 67.200 personas damnificadas y 391.000 personas afectadas“, añade el asesor.

Morelli explica que, de acuerdo con el marco legal de Perú, se habla de “damnificados” cuando se trata de personas que han perdido su casa o cuando los restos de su vivienda son inhabitables. Por otra parte, el término “afectados” se refiere a personas que han sufrido daños, directos o indirectos, por el impacto de las inundaciones.

“Las cifras son bastante impresionantes porque estamos solo al 66% de registro oficial. El equipo de la Red Humanitario del país, encabezado por el coordinador residente de la Naciones Unidas, estima que el número de personas necesitadas de ayuda humanitaria podría rondar el medio millón de personas“.

Las inundaciones no solo han afectado las viviendas de miles de habitantes, que hasta la fecha asciende a 146.539, también han arrasado con sus medios de subsistencia y de transporte. Además, se han registrado un total de 99 fallecidos y 13 desaparecidos a nivel nacional.

El acceso a la educación de 55.440 niñosse ha visto afectado y los servicios de protección infantil locales permanecen sobrecargados. Según la Oficina, la dispersión de la población en la zona plantea un desafío para identificar y proteger a todos los que necesitan ayuda.

Despliegue de ayuda humanitaria

Para hacer frente a la situación, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios ha desplegado al Equipo para Evaluación y Coordinación en Casos de Desastres y a un experto de la Unidad Conjunta de Emergencias Ambientales en Lambayeque, Piura y Tumbes. En las tres regiones se han establecido Redes Humanitarias Regionales que organizan a la cooperación internacional y las ONG humanitarias.

“Desde principios de marzo, el sistema de la Naciones Unidas ha venido respondiendo de manera bastante importante, fundamentalmente movilizando recursos internos. Algunas agencias como el Programa Mundial de Alimentos, el Fondo de la ONU para la Infancia y la Organización Internacional para las Migraciones han utilizado su capacidad de respuesta inmediata para apoyar las primeras acciones”, declara Gianni Morelli.

“Esto corresponde a cerca de dos millones y medio de dólares que han sido movilizados desde el comienzo de los sucesos. En Perú existen 22 fondos, programas y agencias del sistema de Naciones Unidas que han brindado apoyo de acuerdo con su mandato y sus capacidades la respuesta en el país”, añade.

“Por el momento, también ha sido asignado por parte de la Secretaría de las Naciones Unidas y del Coordinador de Ayuda de Emergencia un fondo adicional es de siete millones de dólares para apoyar a algunos sectores clave”.

Según Morelli, las acciones principales de ayuda han consistido en transferencias en efectivo para las familias más afectadas, apoyo en las zonas de albergues temporales ante la pérdida de las viviendas y también asistencia directa de salud y salud sexual y reproductiva. Además, se han establecido programas de apoyo a la protección de los niños, niñas y adolescentes a través de programas específicos de UNICEF.

El asesor general señala que, a partir de ahora, las acciones se centrarán en dos grandes líneas de trabajo. Por una parte, continuar con el apoyo a las personas que ya han sido incluidas en el Registro único de los damnificados. Por otra, llegar a las zonas más remotas, las cuales todavía no han sido atendidas por la dificultad de acceder a ellas. Se trata de territorios en las que las inundaciones han provocado interrupciones en la red vial o hay puentes derrumbados.

Morelli declara que, por el momento estas zonas han sido atendidas a través de apoyo aéreo con los helicópteros de la Defensa Civil. “En el área de Piura estamos haciendo un conteo de las comunidades que todavía no ha sido atendidas. Estimamos que sea alrededor del 15% al 20% del total de esta área”.

El Niño y La Niña

Además de las pérdidas humanas y de infraestructura a la que se enfrenta el país, se prevé que a finales de año puedan comenzar a sentirse los efectos de los fenómenos globales de El Niño y La Niña, los cuales cada año causan lluvias muy intensas en Perú.

El asesor regional señala que, aunque estos fenómenos son parecidos en sus manifestaciones al de El Niño costero, no son iguales. En el caso de El Niño y la Niña, son fenómenos que afectan a todo el planeta.

En el caso de El Niño Costero, se trata de un evento localizado y poco recurrente. “Tuvimos niños costeros en el norte de Perú en los años 1995, 1996, lo tuvimos en el 2017 y lo tuvimos ahora en el 2023. Este fenómeno corresponde a un calentamiento de la superficie del océano Pacífico en unas áreas entre el norte de Perú y Ecuador”.

Según las previsiones, es probable que a finales de año las fuertes lluvias provoquen escenarios similares al actual, y que pongan a miles de personas, que ya se encuentran en un estado vulnerable, aún más en riesgo. Es posible también que áreas que no se han visto afectadas hasta el momento sufran inundaciones.

Ante esta situación, la Oficina y sus socios continúan trabajando con las autoridades en el país y con las instituciones correspondientes para fortalecer los mecanismos de prevención. “Obviamente estamos en conexión con todos los sistemas de alerta temprana, principalmente relacionados con el tema del fenómeno de El Niño global, y estamos trabajando con el gobierno de Perú para desarrollar un plan de respuesta rápida para mitigar su impacto”.

Morelli explica que la cooperación tiene lugar principalmente con el Ministerio de la Vivienda para preparar algunas áreas en las que los ríos tienen la tendencia a inundarse. También se están diseñando planes de contingencia por parte de las agencias de la ONU, en estrecha colaboración con las autoridades locales.

Ante la pregunta de si hay una correlación clara entre el fenómeno de El Niño costero y el cambio climático, Gianni Morelli asegura que se ha observado una reducción de los tiempos de recurrencia del fenómeno en los últimos años. Sin embargo, hasta ahora no hay estudios concluyentes sobre una correlación clara entre ambos.

 

 

 

Boletín de prensa de la ONU


Espero que esta publicación sea de tu interés. Me gustaría seguir en contacto contigo. Por lo cual te dejo mis principales redes para dialogar y comentar los temas de interés para la sociedad y nosotros.