La agencia de la ONU para la ciencia liderará ese debate ético sobre una cuestión que puede ayudar a resolver muchos problemas de salud, pero también podría acceder al cerebro de las personas y manipularlo, así como afectar nuestras identidades y nuestras emociones. La agencia de la ONU para la ciencia liderará ese debate ético sobre una cuestión que puede ayudar a resolver muchos problemas de salud, pero también podría acceder al cerebro de las personas y manipularlo, así como afectar nuestras identidades y nuestras emociones.

 

El organismo de la ONU destaca la urgente necesidad de crear un marco ético común a escala internacional sobre este campo que integra al desarrollo de tecnologías para entender el cerebro. Anteriormente, ya estableció marcos éticos globales sobre el genoma humano, los datos genéticos humanos y la inteligencia artificial.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) celebrará el próximo 13 de julio en su sede de París una conferencia internacional donde explorará el inmenso potencial de la neurotecnología, un conjunto de herramientas para resolver problemas neurológicos y trastornos mentales.

El encuentro también determinará las medidas necesarias para hacer frente a las amenazas que plantea para los derechos humanos y las libertades fundamentales y contará con la presencia de altos funcionarios, responsables políticos, organizaciones de la sociedad civil, docentes universitarios y representantes del sector privado de todas las regiones del mundo.

“La neurotecnología podría ayudar a resolver muchos problemas de salud, pero también podría acceder al cerebro de las personas y manipularlo, y producir información sobre nuestras identidades y nuestras emociones. Podría amenazar nuestros derechos a la dignidad humana, la libertad de pensamiento y la privacidad. Es urgente establecer un marco ético común a escala internacional, como hizo la UNESCO con la inteligencia artificial”, declaró la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay.

¿Cómo sentar las bases de un marco ético mundial?

El diálogo contará con el apoyo del Comité Internacional de Bioética (CIB) de la UNESCO sobre las “Cuestiones éticas de la neurotecnología”, y del primer estudio del organismo que incluye datos sobre las tecnologías desarrolladas para entender el cerebro, las innovaciones, los actores clave en todo el mundo y las principales tendencias.

El encuentro busca avanzar hacia una mejor comprensión de las cuestiones éticas relacionadas con la gobernanza de la neurotecnología para desarrollar un marco ético que será aprobado por los 193 estados miembros de la UNESCO, de forma similar a como estableció los marcos éticos globales sobre el genoma humano (1997), los datos genéticos humanos (2003) y la inteligencia artificial (2021).

Reducir el alcance de las enfermedades…

La neurotecnología abarca cualquier tipo de dispositivo o procedimiento diseñado para “acceder, monitorizar, investigar, evaluar, manipular o emular la estructura y función de los sistemas neuronales”.

Los dispositivos neurotecnológicos van desde las “tecnologías ponibles”, pasando por las interfaces cerebro-ordenador no invasivas como los miembros robóticos, hasta los implantes cerebrales en fase de elaboración que buscan tratar discapacidades como la parálisis.

Una de cada ocho personas en todo el mundo vive con un trastorno mental o neurológico, lo que supone unos costes asistenciales que suman hasta un tercio del total del gasto sanitario en los países desarrollados y una carga que va en aumento en las naciones de renta baja y media.

La UNESCO prevé que estos gastos aumenten en todo el mundo: el número de personas mayores de 60 años se duplicará en 2050 hasta alcanzar los 2100 millones (Organización Mundial de la Salud 2022). La neurotecnología tiene un enorme potencial para reducir el número de muertes y discapacidades causadas por trastornos neurológicos, como la epilepsia, el Alzheimer, el Parkinson y el ictus.

…pero también amenazan los derechos humanos

Sin barreras éticas, estas tecnologías pueden plantear serios riesgos, ya que se puede acceder a la información del cerebro y manipularla, amenazando así los derechos y las libertades fundamentales, que son centrales a la noción de identidad humana, libertad de pensamiento, privacidad y memoria.

El Comité Internacional de Bioética de la UNESCO publicó un informe en 2021,  donde documenta estos riesgos y propone medidas concretas para hacerles frente.

Los datos neuronales, que pueden captar las reacciones y emociones básicas del individuo, son objeto de alta demanda en los mercados de consumo.  

A diferencia de los datos que colectan las redes sociales, la mayoría de los datos neuronales se generan inconscientemente, por lo que no podemos dar nuestro consentimiento para su uso. En caso de extraerse datos sensibles y caer en malas manos, las personas pueden sufrir consecuencias perjudiciales.  

Otro ejemplo son los interfaces cerebro-ordenador implantados cuando un niño o adolescente aún está en proceso de neurodesarrollo, ya que pueden alterar la maduración “normal” del cerebro. Podrían transformar las mentes jóvenes y moldear su identidad futura con efectos duraderos, quizá permanentes.

Las técnicas de modificación de la memoria permiten a los científicos alterar los recuerdos y reconstruir sucesos pasados. Actualmente estas técnicas se basan en el uso de fármacos, pero en el futuro podría ser posible insertar chips en el cerebro. Aunque esta situación podría beneficiar los casos de personas con traumatismos, tales prácticas también pueden distorsionar el sentido de identidad personal de un individuo.

En la actualidad, el 50% de las empresas de neurotecnología se encuentran en Estados Unidos, y el 35% en Europa y el Reino Unido.

Dado que la neurotecnología podría dar paso a una nueva generación de “superhumanos”, esta disparidad ampliaría aún más las actuales brechas en educación, competencias, riqueza y oportunidades dentro de los países y entre ellos, proporcionándoles una ventaja injusta ya que disponen de tecnologías más avanzada.

 

 

 

Boletín de prensa de la ONU


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