La resurrección de Mexicana de Aviación fue, sin duda, uno de los proyectos emblemáticos del gobierno de López Obrador. La narrativa era perfecta: rescatar una aerolínea histórica que había sucumbido ante las políticas neoliberales, devolviéndola al pueblo mexicano bajo la gestión militar. Sin embargo, a pocos meses de su relanzamiento, la realidad del mercado está golpeando con fuerza este ambicioso proyecto.
Nostalgia frente a viabilidad comercial
El problema fundamental radica en la confusión entre voluntad política y viabilidad comercial. La administración actual pareció asumir que el peso del respaldo gubernamental y el nombre histórico de Mexicana de Aviación serían suficientes para garantizar el éxito. No obstante, en la industria aeronáutica moderna, donde la competencia es feroz y los márgenes son estrechos, la nostalgia no paga las cuentas.
Cancelación de rutas: la punta del iceberg
La reciente cancelación de ocho rutas es apenas la punta del iceberg de una problemática más profunda. Los reportes de vuelos semivacíos contrastan dramáticamente con las promesas iniciales de tarifas accesibles y mayor conectividad para los mexicanos. La pregunta incómoda que pocos se atreven a formular es: ¿por qué los pasajeros no están respondiendo como se esperaba?
Falta de planeación estratégica
La respuesta podría encontrarse en la ausencia de un análisis de mercado riguroso y una estrategia de posicionamiento clara. En el siglo XXI, una aerolínea no puede sobrevivir solo con buenas intenciones o respaldo político. Se requiere una comprensión profunda de las necesidades del consumidor, una estructura de costos eficiente y una propuesta de valor diferenciada. Elementos que, hasta ahora, brillan por su ausencia en el proyecto de la nueva Mexicana.
Adquisición de aeronaves: ¿una estrategia equivocada?
El anuncio de la adquisición de nuevas aeronaves en medio de esta crisis operativa resulta particularmente desconcertante. ¿De qué sirve ampliar la flota cuando los aviones actuales no logran llenar sus asientos? Esta decisión parece más orientada a mantener la narrativa del éxito que a responder a una demanda real del mercado.
¿Un lujo que no podemos costear?
Los defensores del proyecto argumentarán que toda empresa necesita tiempo para madurar. Sin embargo, en el competitivo mundo de la aviación comercial, el tiempo es un lujo que cuesta millones de pesos diarios. Cada vuelo semivacío, cada ruta cancelada, cada oportunidad perdida de generar ingresos, se traduce en pérdidas que, eventualmente, tendrán que ser absorbidas por el erario público.
Repitiendo los errores del pasado
La ironía de la situación es que, en el intento de demostrar la superioridad de la gestión estatal sobre la privada, el gobierno podría estar recreando precisamente las condiciones que llevaron a la quiebra de la Mexicana original. La falta de planeación estratégica, la ausencia de un modelo de negocio sólido y la priorización de objetivos políticos sobre la viabilidad comercial son un cóctel peligroso en cualquier industria, pero especialmente en la aeronáutica.
El riesgo de un fracaso anunciado
Las señales de alarma son cada vez más evidentes: la cancelación de rutas, los vuelos con baja ocupación y las decisiones financieras cuestionables sugieren que estamos ante el posible fracaso de un proyecto más político que empresarial. Lo que se presentó como el gran rescate de una aerolínea emblemática podría terminar siendo una costosa lección sobre la importancia de anteponer la planeación estratégica y el análisis de mercado al voluntarismo político.
El tiempo dirá si Mexicana de Aviación logra despegar realmente o si quedará como otro ejemplo de cómo las buenas intenciones, sin sustento en la realidad del mercado, están destinadas al fracaso.
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