Un suceso que nos confronta con la realidad.
El mito de la paz en Yucatán
Es cierto que Yucatán ha sido considerado durante años como un refugio de paz y seguridad dentro del complicado panorama nacional. Nos enorgullecemos de ser una de las entidades federativas más seguras de México, pero ¿acaso esta imagen nos hace ignorar los problemas internos que también afectan a nuestra sociedad? La violencia, el consumo de drogas y la desconfianza en las autoridades son cuestiones latentes que no pueden seguir siendo minimizadas.
Hartazgo social y falta de respuestas
El caso de Tekit no es solo una tragedia individual; es una muestra del hartazgo social ante la falta de justicia efectiva. La indignación crece cuando se sabe que una persona que ya ha cometido homicidio puede quedar en libertad sin consecuencias claras. Si se trata de un problema de salud mental, existen instituciones encargadas de intervenir y evitar situaciones de riesgo.
Sin embargo, la realidad es que muchas veces estas instancias no funcionan como deberían, lo que deja a la población en un estado de incertidumbre y vulnerabilidad. Este abandono institucional fomenta respuestas extremas, como el linchamiento, cuando la gente siente que no hay otra alternativa.
¿Dónde está el estado de derecho?
Cuando las instituciones no garantizan la seguridad y la justicia, los ciudadanos pueden caer en la tentación de hacer justicia por mano propia, lo que inevitablemente desemboca en mayor violencia. El linchamiento de Tekit no solo debe ser un llamado de atención para castigar a los responsables, sino también para exigir un funcionamiento eficaz del sistema judicial y de las instituciones encargadas de atender la salud mental y la seguridad pública.
Reflexión final: ¿Quiénes somos los yucatecos?
Nos definimos como un pueblo pacífico, pero este tipo de hechos demuestra que también somos una sociedad que puede caer en la desesperación y la venganza cuando las autoridades fallan. No podemos seguir ignorando las señales de alerta: necesitamos fortalecer nuestras instituciones y garantizar que la justicia se aplique de manera equitativa para todos.
Los yucatecos no somos ajenos a los problemas que aquejan a otras partes del país. Es momento de dejar de confiar ciegamente en la imagen de seguridad que nos distingue y empezar a exigir un verdadero compromiso con la legalidad, la paz y la justicia.
Espero que esta publicación sea de tu interés. Me gustaría seguir en contacto contigo. Por lo cual te dejo mis principales redes para dialogar y comentar los temas de interés para la sociedad y nosotros.