La brecha en el uso de inteligencia artificial se amplía entre quienes reflexionan y quienes solo ejecutan
Notipress.- El avance de la inteligencia artificial en actividades cotidianas está eliminando múltiples tareas repetitivas y operativas, lo cual abre una ventana inédita para la reorganización del tiempo personal. Aunque esto puede significar un aumento en la calidad de vida, especialistas advierten que dicha liberación no implica automáticamente mayor conciencia sobre el entorno social o los modelos de consumo.
En declaraciones ofrecidas a NotiPress durante una visita a Ciudad de México en mayo de 2025, Segundo Píriz, rector de la UNIE Universidad, sostuvo que la automatización representa una posibilidad concreta de mejorar las condiciones de vida. Sin embargo, el resultado final dependerá del uso que las personas hagan de ese tiempo. “La automatización de los procesos te libera de trabajos más rutinarios y tiene más tiempo para pensar y también para tener más calidad de vida”, comentó.
Ejemplos históricos ayudan a dimensionar el fenómeno. El paso de semanas de travesía en barco a horas en avión transformó los traslados transatlánticos. “Antes venir a América o ir a Europa nos tomaba dos o tres o cuatro semanas […] y ahora en poquitas horas estamos aquí”, recordó Píriz. Sin embargo, advirtió que la existencia de una herramienta o facilidad no garantiza su uso responsable: “el cómo utilice cada uno ese tiempo libre […] tenemos también responsabilidad todos como sociedad”.
Persiste la incertidumbre sobre cómo será aprovechado ese nuevo margen temporal. Consultado al respecto, el rector afirmó: “eso ya no lo sé. Habrá de todo”. La respuesta refleja una preocupación central: no todas las personas utilizarán ese espacio liberado para el pensamiento crítico, la formación personal o el compromiso social.
Desde el ámbito educativo, la situación plantea retos estructurales. Las instituciones deben promover habilidades que vayan más allá del uso técnico de plataformas. Formar usuarios capaces de actuar con autonomía y criterio ético se vuelve esencial ante un entorno que favorece la inmediatez y el consumo rápido de información.
Ampliar el acceso a la tecnología, sin embargo, no implica una distribución equitativa del conocimiento. Algunos sectores sociales logran integrar la inteligencia artificial en sus procesos diarios con fines creativos o estratégicos, mientras otros apenas alcanzan un uso funcional básico.
Al respecto, el rector sostuvo que “el que más se esfuerce, el más curioso, el que más tiempo le dedique […] va a destacar más”. Esta afirmación subraya que las diferencias en motivación y preparación individual seguirán marcando el impacto real de la automatización en cada persona.
La automatización no es en sí positiva ni negativa. Todo dependerá de cómo se acompañe su implementación con políticas formativas, culturales y sociales que impulsen un uso consciente. De lo contrario, el riesgo será reproducir desigualdades en un entorno donde la herramienta está al alcance de todos, pero el conocimiento profundo no.
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