Hoy le escribo al amor que no pudo ser,
el que con ansias mi voluntad no
buscó,
pero que se presentó en un mar agitado
de la vida que la
corriente me arraso.

Aún recuerdo el beso, el tierno y apasionado,
el calor de un cuerpo y la hoguera de los dos
encendida en la entrega
mutua del tiempo
que cada quien al otro dedicó.

Se ha ido en lo
profundo del recuerdo,
en la nostalgia de la noche clara y oscura,
donde
el dulce sabor de sus labios
aún sosiega mi alma en tribulación.
 


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