El tema de Cataluña ha sorprendido al mundo. No es la primera vez que una región intente independizarse de una nación. Los yucatecos lo intentamos en el siglo XIX en varias ocasiones. Específicamente cuando se violentó el orden federal con una república central.

Aunque no es nuevo el sentimiento separatista de los catalanes, la acción de represión del gobierno central de Mariano Rajoy ha venido a tensar la situación y a convencer a los indecisos. Lo que provoca la peor crisis política en los últimos años para la península ibérica. Inclusive Felipe VI ha tenido que hablar a la nación pidiendo el restablecimiento del orden constitucional.

Es claro que Cataluña decretará la independencia. Posiblemente el próximo lunes se de ese pronunciamiento que resulta histórico para la evolución no solo de España, sino también, para la integración de la Unión Europea. Algo que sin duda tensará mucho más la situación y exigirá la búsqueda de alguna solución sea a favor o en contra del reconocimiento de una nueva nación soberana en Europa.

Cuando México declaró su independencia en el 27 de septiembre de 1821 tuvo que pasar 15 años para que la Corte Española aceptará, con el Tratados de Amistad entre México y España, el reconocimiento de la soberanía mexicana.

La complejidad del caso de ahora tiene que ver con el tema de la distribución de la riqueza nacional. Como todos sabemos, en cada país existen zonas económicas más fuertes que otras. En un sentido de igualdad y de crecimiento ordenado los fuertes han tenido tanto que soportar y apoyar a los más débiles. Es lo mismo que sucede en nuestro país con la configuración de los dos méxicos: el norte industrial y el sur campesino. El primero con mayor ingreso y crecimiento económico que el segundo, que además es olvidado por el gobierno no producir buenos dividendos. Al final, el norte es quien subsidia al sur.

Hoy los catalanes se niegan que den mucho y poco reciban. Cataluña es una zona industrial, comercial, cosmopolita y referente en el ámbito cultural. Por lo cual sienten que no es justo que se les cargue la mano fiscal, mientras que los beneficios recaen en otras zonas más vulnerables.

Esto es preocupante para la Unión Europea. Interesante para el análisis es la lentitud del Parlamento Europeo y los organismos de derechos humanos que no se han pronunciado en contra la represión dela policía nacional del pasado domingo. Esto es una clara señal que se reservan de condenar lo que ven con preocupación: que una zona que reclama desigualdad económica en contra se independice.

¿Cuántas regiones fuertes habrá en cada uno de los países de la Unión Europea que podrán ver en la lucha de los catalanes un modelo a imitar?

El argumento para invalidar jurídicamente el referéndum, convocado para pronunciarse por la independencia o no del pasado domingo, se fundamenta en la propia constitución española en la que se define como una nación indivisible. El estatuto de autonomía con la cual se organiza las relaciones entre regiones españolas con el gobierno central ibérico no contempla el derecho de la autoproclamación. Un derecho que no figura en las constituciones nacionales por la razón de no dejar un camino abierto hacia la desintegración de una nación.

En la doctrina tradicional en la conformación de los Estados nacionales se configura la necesidad de contar con un pacto de lealtad y sumisión a un poder central, siempre y cuando se atienda a un interés general, público y consolidación del bien común nacional con respeto a las características regionales.

En el caso de México siempre se ha dicho y hablado de una soberanía estatal para el caso de Yucatán como una entidad federativa. Pero esto es una falacia. En la Constitución mexicana se establece que la máxima soberanía radica en el Poder Supremo de la Federación. Como también cuales son las atribuciones que los poderes del Estado – Ejecutivo, Legislativo y Judicial – faculta en jurisdicción y competencia. Las entidades tenemos una soberanía por excepción. Es decir, la federación define sus áreas de acción y lo que no se legisle a favor de ella se entiende queda a disposición de los órganos de gobierno local.

Luego entonces, lo que está sucediendo en España y el deseo independentista de Cataluña debe ser de interés global en el análisis para ir configurando los retos actuales del Estado. Mucho más cuando se trata de la distribución de la riqueza que se produce de forma más equitativa y lo más justa posible.

Es una señal de alerta en una sociedad global que se apresta a cuestionar las reglas convencionales y tradicionales, que lucha por lo que considera es más justo y quiere que sea más equitativo


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