Tañarandy (Paraguay), 7 abr (EFE).- Los paraguayos realizaron este Viernes Santo la tradicional procesión con antorchas y candiles de apepú (una especie de naranja) en la localidad de Tañarandy, 260 kilómetros al sur de Asunción, una exhibición de fe que congregó a miles de personas del país y del extranjero.

Unas 20.000 velas iluminaron el camino de los peregrinos que se dirigían a esta pequeña localidad, ubicada en el Departamento de Misiones, donde se capturó la esencia de una celebración que retrata un Vía Crucis que no contempla la aprehensión, crucifixión y sepulcro de Jesús, sino cuadros teatrales que recrean, entre otros, la expulsión de los misioneros jesuitas en 1767 por orden del Rey español Carlos III.

Tañarandy, que significa ‘tierra de los irreductibles’ en idioma guaraní, brinda un espectáculo de arte y fe de la mano del artista Delfín Pérez Roque Ruiz, conocido como Koki Ruiz, el creador y principal promotor de esta celebración.

Ruiz comentó a EFE que esta manifestación artística comenzó en 1992 con la procesión iluminada Yvaga Rapé (el camino al cielo en guaraní). La procesión comienza en la capilla de Tañarandy, en las afueras de la localidad San Ignacio Guazú, y recorre un camino rural cuya topografía favorece una impresionante imagen de noche e iluminación para los participantes de la caminata.

“Mi idea era hacer una obra de arte, algo creativo con la gente de la comunidad rural, y tras probar varias cosas, encontré que la religiosidad popular era la que podía convocar a la gente a involucrarse”, señaló.

A partir de 2004 Ruiz añadió a la procesión el atractivo de los cuadros vivientes, representaciones teatrales de obras de grandes pintores alusivas a la Pasión de Cristo.

“Esto es un mezcla de religiosidad popular y arte”, detalló.

Se trata de “evangelizar a través de la persuasión artística, como hicieron los jesuitas, que evangelizaron a los guaraníes con la música y el arte”, expresó.

Ruiz añadió que “la cultura barroca colonizó a esta región con la evangelización y su estilo”. En el lugar, dijo,” se conquistaron a los indios, no a la fuerza, ni a las armas, sino a través del arte, de los violines de la música, de la belleza de los templos, y por sobre todo con la historia de la pasión y muerte de Jesús”.

Los preparativos para la celebración de este año comenzaron hace un mes y medio, y necesitó del trabajo de unas 300 personas, comentó.

Como en años anteriores la procesión congregó a unos 15.000 paraguayos y turistas de distintas latitudes, quienes también pudieron apreciar las representaciones vivientes iluminadas con luces de colores.

Andrei Donante, un turista español de 30 años, dijo a EFE que tras visitar Paraguay varias veces tenía “pendiente conocer la procesión de Tañarandy”.

“Ver esto me parece algo bastante único y diferente, al menos a lo que hacemos en Cataluña”, señaló.

Por su parte, Mariana Teixeira, viajó desde Río de Janeiro, en Brasil, para observar esta representación artística.

“Es un momento religioso de mucha fe y belleza. Es algo único e inolvidable”, expresó.

Este año la procesión cubrió un trayecto de tres kilómetros, más corto de lo habitual, en una colina rural y cuyo efecto visual deslumbró a los participantes.

La procesión de Tañarandy se ha convertido en la principal protagonista de la Semana Santa en Paraguay, además de ser uno de los atractivos turísticos más importantes y representativos del país.

 

 

 

 

 


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