Al encabezar el régimen de la 4T la iniciativa de la reforma educativa y con ello implementar el concepto de “la nueva escuela mexicana” significaría un cambio radical, que eliminaría el neoliberalismo y no quedaría ninguna “coma” del legado educativo de las presidencias de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

Aunque es muy cierto que para el nuevo plan de estudios desaparece el concepto de “competencias“, que corresponde a un modelo de economía global, para hablar ahora de “saberes populares” o de las “epistemologías del sur”, basado en los proyectos izquierdistas de sur del continente americano. En la práctica y promoción de la nueva propuesta curricular, la autoridad educativa ha utilizado a uno de los pedagogos, el Dr. Sergio Tobón, el más influyentes en América Latina, asesor de modelos educativos en otras naciones americanas.

Desde 2011 Sergio Tobón, con su modelo socioformativo, ha jugado un papel fundamental en el diseño de planes de estudios en la implementación de su propuesta pedagógica. Este modelo pone énfasis en la formación integral del individuo, integrando aspectos sociales, culturales y emocionales en el proceso de aprendizaje.

Como no se vincula con una metodología de enseñanza, el modelo se puede ajustar a cualquier forma y proceso educativo. Lo importante es la participación activa de los estudiantes, el trabajo colaborativo, el desarrollo de habilidades socioemocionales y la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos, con el objetivo de formar individuos capaces de enfrentar los desafíos de la sociedad actual de manera crítica y reflexiva.

Ahora, con la Cuarta Transformación, la que no pretendía dejar ningún rasgo de las propuestas neoliberales ocupa el Dr. Tobón un papel fundamental como parte de la avanzada de la nueva escuela mexicana y colaborador de los nuevos libros de texto.

Hoy existe un planteamiento de organización curricular y metodología de enseñanza muy diferente que sin duda representa un cambio significativo en el plan de estudios. Sin embargo, este corresponde, más allá de la narrativa discursiva y política de la cuarta transformación, a una etapa progresiva de una educación que requiere de una contextualización regional de la práctica educativa.

El concepto pilar de la propuesta de contextualización, la autonomía curricular, apareció con la propuesta de Peña Nieto. Esta se cristalizó con la organización de los clubes. Hoy toma una preponderancia con la implementación de los “programas analíticos“, que deben surgir del proceso colectivo y colegiado de análisis de la realidad de la comunidad y ajustar la práctica áulica del estándar nacional o “plan sintético“.

Pero los pilares de ese cambio y transformación no son nuevos, ni el planteamiento del modelo socioformativo son propuestas innovadoras de los teóricos de la Cuarta Transformación.

Al final, el cambio se ha limitado a la retórica e ideología izquierdista que fundamentan la nueva implementación del plan, pero que en la propuesta metodológica siguen siendo los expertos educativos de los regímenes pasados quienes siguen contribuyendo en su construcción.

 


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