¿Lo puede tener cuando fue uno de los promotores de la candidatura de Xavier Abreu, cuando gran parte de la militancia y simpatizantes le retiro el apoyo al blanquiazul ante la verdadera cochinada, desde la elección interna a la presidencia y después en la local donde se arrebató con compra y coacción de votos el triunfo de Ana Rosa Payán Cervera?

¿Es ahora que se da cuenta de la importancia de los principios y valores, mismos que fueron pisoteados por la estructura de poder que lo ejerció contra lo que muchas veces criticaron debería ser la sana distancia del gobierno con el partido?

Luis Cantillo Medina es otro más de los merolicos que intentan hoy convertirse en la consciencia de los panistas en la búsqueda de espacios que ya no tienen, simplemente porque ya no gozan de buena reputación en la percepción ciudadana que los castigo con el voto.

¿Donde se encontraba Luis Cantillo Medina cuando las páginas del Diario de Yucatán se descubrió el uso de un intermediario en la operación oscura, oculta, sigilosa en la compra de las tierras para un nuevo aeropuerto por encargo de su amigo, el primer gobierno panista en Yucatán? Eso se llama corrupción, y continuar con el silencio en su denuncia, Luis Cantillo avala la corrupción, porque no la denuncia en este análisis abierto de los ciudadanos, ya que no le importa escuchar lo que la sociedad ha dicho por mucho tiempo.

Luis Cantillo Medina es otro más que polariza a su partido por dejarse llevar por el grupo político afín al ex gobernador en una estrategia para no perder las posiciones que ya no tienen, por lo menos en la preferencia electoral, porque aún cuando éstos tiene espacios de poder, la ciudadanía ya conoce la incongruencia en el compromiso democrático que les caracteriza. La sociedad no se está dejando engañar de los tinterillos que usan a la democracia solo para engrosar discursos y comprar consciencias sin trabajar ni comprometerse con la sociedad.

Hoy habla de apatía ciudadana manifestada “… primero desilusión, luego desánimo, y finalmente desinterés en los asuntos políticos y, tal vez, hasta en el avance democrático”. Si en verdad hubiera apatía política no hubiera existido un triunfo tan contundente en la fiesta democrática del 20 de mayo de 2007. Pero en la terquedad que caracteriza a los pensamientos cuadrados y absolutistas, si no les fue favorable algo, inmediatamente los cataloga de malo, de negro… antidemocrático.

Por lo menos intenta ser honesto al recomendar la necesidad de liderazgos nuevos, pero falta un elemento esencial: pedir perdón a la militancia y ciudadanos por apoyar a Xavier Abreu Sierra y pisotear los derechos de libertad y elección de la base militante del PAN.

Tal vez y así podemos creer más en sus palabras… mismas que son huecas, sin sentido y menos representativa de la sociedad.

 


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