El 10 de abril de este año se presentó ante las comisiones permanentes de Educación, Ciencia, Tecnología, Arte, Cultura y Deporte, y la de Salud y Seguridad Social, para su estudio y dictamen el proyecto para crear la Ley para la Prevención, Combate y Erradicación de la Violencia en el Entorno Escolar del Estado de Yucatán. Dicho ordenamiento después del estudio fue aprobada por el Congreso del Estado el pasado 13 de julio y publicada dos días después, el 15 del mismo mes. En el artículo primero transitorio se establece un periodo de 120 días posteriores a su publicación en el Diario Oficial de la Entidad para su entrada en vigor, es decir, a partir del 11 de noviembre de este mismo año.

La ley que se define a sí misma de interés social y de observancia general en el Estado de Yucatán tiene como objeto (1) garantizar la integridad física y psicológica de los educandos, en un ambiente libre de violencia, (2) establecer las bases de respeto a los Derechos Humanos, (3) crear mecanismos, instrumentos y procedimientos para la prevención, combate y erradicación de la violencia en el entorno escolar, promoviendo la convivencia pacífica, (4) fomentar la coordinación institucional para lograr los fines ya expuestos en el punto anterior, y (5) promover la corresponsabilidad social y la cohesión comunitaria para garantizar un ambiente libre de violencia en el entorno escolar.

Es importante resaltar que la ley define a la violencia en el entorno escolar como “… todas aquellas acciones negativas o actos violentos de tipo físico, verbales, sexuales, patrimoniales, psicoemocionales o a través de los medios tecnológicos, sean o no, en respuesta a una acción predeterminada necesariamente, que ocurren de moto reiterativo prologándose durante el período de tiempo y que tienen como intención causar daño por el deseo conscientes de herir, amenazar o discriminar por parte de uno o varios estudiantes a otro y otros en el contexto escolar”

Una de las realidades que se han potencializado por el entorno social es la violencia en los escuelas. A este fenómeno cada día creciente y en cada momento más violento se le conoce como el BULLYING, un término que proviene de la lengua inglesa, cuyo significado se asocia al toro (bull) que se considera como una figura de fuerza y superioridad, que en analogía, es esa fuerza que se impone ante un débil.

Es cierto que la educación en sus postulados y fines constitucionales se debe fomentar la convivencia social y solidaria. Por lo que las acciones que las autoridades, pero más los actores principales como lo son los directivos de una escuela y los maestros, deben ser consecuentes en las acciones para lograr consolidar en los alumnos los valores que permitan construir una mejor sociedad.

Hace algunos días, en los medios de comunicación nos hemos enterado de dos situaciones alarmantes en escuelas de la entidad. En una de ellas, padres de familia procedieron a poner candados en puertas de la escuela para impedir que sea admitido un niño a quien acusan de ser violento. La situación se solucionó cuando inspectores de la SEGEY garantizaron a los padres de familia que el niño supuesto agresor fuera cambiado de institución educativa.

En otra situación la sociedad magisterial yucateca se alarmó cuando se supo que un director de una escuela primaria había sido encarcelado, acusado de impedir una investigación de una supuesta agresión sexual de dos estudiantes mayores en contra de un niño menor que ellos en los baños de la escuela, justo a la hora del recreo. El comentario que se discutía en el gremio magisterial preocupaba que la acción coercitiva se orientará hacia un docente por supuesta vinculación “complice” ante el delito de violación.

No me consta los hechos. Pero se dice que si bien la agresión sexual si pudo ser acreditada por lesiones en el menor agraviado, ninguno de los niños acusados y hasta el maestro no permanecen detenidos, ya que se menciona que no fueron los infantes los que cometieron el acto, sino que éste se originó fuera del ámbito escolar. Grave que sí así fuese la situación real se haya emprendido una acción difamatoria en contra de otros estudiantes y del directivo y/o maestros involucrados.

Es evidente que la escuela ya no puede ser ajena a las situaciones de violencia que suceden y que afectan el desempeño académico y el libre desarrollo físico, psicológico y social de los niños.

Enmudecer no es la mejor opción ni acción que ya los maestros deben afrontar con mayor responsabilidad acciones precisas para el combate, erradicación y prevención de la violencia en el entorno escolar.

Se ha dado un paso muy significado estableciendo un ley que regule un problema que sin duda tiene que ser atendido. Pero también se requiere que antes de empezar la vigencia de dicho ordenamiento jurídico las autoridades hagan un correcto programa de publicitación que sensibilice a todos: directivos, maestros, alumnos y hasta padres de familia.

La ley no debe ser el pretexto para satanizar lo que suceda dentro de un salón de clases. Ni emprender campañas en contra de las decisiones que los maestros emprendan a favor de la educacíón.  Sino debe ser un instrumento que nos ayude a construir una mejor sociedad, con valore la solidaridad y ayuda mutua, violencia.


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