El día de ayer se dieron a conocer dos videos del enfrentamiento entre miembros del ejército mexicano y los huachicoleros.

En el primero se observa como los soldados disparan contra un vehículo, someten a los tres pasajeros y se nota una mano que da el tiro de gracia ante un supuesto delincuente herido y sometido. Posteriormente, los elementos castrenses se dan cuenta de que hay una cámara de video y proceden a destruirla.

El segundo es otro momento de la refriega. Se nota que los soldados vuelven a someter a un supuesto delincuente pero que dejan de custodiarlo para continuar el avance. En un momento no previsto, el sometido saca una pistola y dispara contra un soldado que recibe el tiro en su espalda.

La gravedad del primero es la suposición de que se trata de una ejecución extrajudicial. Lo que es condenable para un cuerpo de seguridad que debe respetar los derechos humanos, actuar con responsabilidad y compromiso en el respeto de la integridad física y de la vida humana.

Para entender la complejidad del asunto es necesario destacar que los soldados deben estar entrenados para recibir y ejecutar órdenes. Existe una cadena de mando y se someten a una disciplina donde la ordenanza y la obediencia se vuelven fundamentales en la actuación militar.

Si fue el caso de un soldado que actuó por cuenta propia y decisión personal ¿Por qué las unidades militares procedieron a destruir la cámara?

Dicen ahora, en un intento de justificación, que no se trató de una ejecución sumaria, sino de un disparo que no dio en la cabeza, que paso a un costado de la cabeza y rebotó en el suelo. ¿Este es el resultado del entrenamiento profesional de las fuerzas armadas de estar disparando sin sentido y a lo “loco”? ¿En qué manos estamos autorizando el uso de armas de fuego cuando se supone que hay un nivel de preparación de alto nivel como presume SEDENA?

También debemos comprender que, en la diferencia de formación entre un policía civil y un militar, al segundo se le entrena a matar. Es parte de la característica de un soldado con arma de fuego y justificable en las operaciones militares que tienen que ver con la protección de la patria y el territorio nacional.

Es por ello que el caso que se ha evidenciado y viralizado es preocupante. No es admisible, ni tolerable, mucho menos justificable. No se puede admitir que se trataba al final de un delincuente que había atacado y puesto en peligro la vida de los soldados o población civil. En un atentado contra los derechos humanos no hay distingo de víctimas. La vida humana solo tiene un precio y por más que una persona parezca merecer la muerte, la institucionalidad que dice respetar los derechos humanos y se sustenta en principios como la presunción de inocencia y el debido proceso, la ejecución extrajudicial no se justifica.

Tampoco se puede argumentar que el ejecutado era un delincuente, que antes ya había disparado contra el ejército. En un sentido estricto, la víctima es la víctima. No se admite una categorización cuando se trata de la vida humana.

Si el delincuente estaba herido y ya sometido quien accionó el arma, aún si ya estaba muerto, lo hizo por “venganza”. Algo contrario al respeto de la ley y a la institucionalidad. No corresponde al “honor” esperado de las fuerzas armadas

Solo para precisar con mayor claridad. En el caso de segundo vídeo, si ya se había sometido el presunto delincuente pero aun así acciona, en un descuido de los captores, un arma. Es más que claro que es justificable que los demás compañeros disparen. En este caso se justifica plenamente el principio de “cumplimiento del deber” que no genera una responsabilidad penal para quien usa un arma conforme a los procedimientos y la situación de peligro con pleno respeto a los derechos humanos.

Es por ello que la sociedad mexicana no puede tolerar el caso de la ejecución extrajudicial del ejército. No hay una justificación racional ante tal falta de respeto a los derechos humanos y el compromiso castrense de garantizar seguridad sin atentar de manera innecesaria contra la vida de otro individuo.

Hasta en la guerra, un ejército con honor, es aquel que sabe respetar la vida de sus enemigos.


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