La pintora Gabriela Tolentino habla sobre el equilibrio entre pintar cuadros y venderlos
Por Cristóbal Torres

México, 14 de abril (Notimex).— Gabriela Tolentino (1977) es una pintora oriunda de Zapopan, Jalisco, que desde la secundaria trabajó para poder estudiar. En entrevista con Notimex, recuerda que durante algún pasaje de su vida incursionó en la venta de bienes raíces, “tenía que hablar mucho; soy una persona muy tímida, pero eso me ayudó bastante, debía pagarme la escuela, no había de otra…”. Así se descubrió un talento para las ventas.

      Reconoce que eso le ayudó en su labor como pintora. Sus tres primeras óperas primas fueron adquiridas enseguida, “me di cuenta que la gente recibía bien mi trabajo”; pero aún así percibió que había algunos espectadores con la necsidad de una mayor introducción a sus piezas: “decirles qué te inspira, quién eres, de qué habla el cuadro; necesitan más referencias para meterse en la obra”.

      Aunque opina que su carrera ha sido “atípica”, menciona que no le ha faltado trabajo. Actualmente lleva una labor intensa que la tiene activa desde las primeras horas de la mañana hasta altas horas de la noche, “a veces, siento raros los ojos, pero es porque casi no duermo; acabo de dejar un cuadro al curador del Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara; y mañana recibo a un magistrado que viene por una pieza encargada y quiere algunas más”.

      Su educación artística ocurrió tanto en la Universidad de Guadalajara como en el Instituto Cultural Cabañas, entre los que identifica una “abismal diferencia” respecto a la formación que recibió. En la universidad había demasiada teoría, mientras que en el instituto había mucha práctica.

      Antes de pensar estudiar artes plásticas, Tolentino intentó estudiar mercadotecnia, “son afines porque en ambas las ideas se hace imagen”; sin embargo, resalta una diferencia en la primera: “no me agrada cómo puedes manipular masas a placer del cliente”. Estima que en la publicidad “siempre hay mentiras”, porque los productos no son lo que la mercadotecnia dice.

      Explica que se decidió por el arte porque ahí encontró “el lado humano que va en contra del algoritmo”. Considera que las artes plásticas mantienen “esa parte humanista donde tratas de alcanzar al prójimo con inspiración; lejos de manipularlo, tratas que se llene de tu emoción y pasión”.

Para los artistas siempre hay crisis

Le gusta llamar a su estilo “antrozoomorfo”, porque “va específicamente buscando la característica esencial del animal para ponérselo al ser humano”. Añade que en sus pinturas trata de buscar la característica del animal colocándolo en situaciones cotidianas y sociales, “hago referencia a que, a veces, el ser humano es animal porque tenemos también esa esencia…”.

      Recuerda una práctica durante una de sus clases en el instituto, ahí su maestro les pidió hacer una fusión con animales mitológicos, “créeme que fue un ejercicio muy difícil, no nada más para mí sino para todos mis compañeros, pero me gustó mucho el reto y eso lo fui depurando”.

     Tolentino asegura que esta época de cuarentena le ha cambiado muy poco su estilo de vida, “soy un ratón de taller; lo único que cambió es que antes llevaba a mi hija a la escuela y le iba a recoger, pero actualmente me mantengo en mi taller trabajando”.

      La artista jalisciense menciona que no es lo mismo vender cualquier producto a “tratar de vender tu alma, ¡porque eso es lo que haces en la pintura…!”. Aunque hablar de su propio trabajo fue un proceso difícil, ha asumido el reto de venderse y promocionarse a sí misma, “debo decir mis puntos buenos y, estratégicamente, tal vez no decir los malos”.

      Tolentino es una artista que vive de su obra desde hace 16 años. Cuando se enteró que habría cuarentena por contingencia sanitaria, su primera preocupación fue la recesión económica que podría ocurrir después, “pero la verdad es que, como artista, soy consciente que no tengo empleo ni tengo una venta segura”.

      Añade que para ella el mundo siempre está en crisis, “México no es un país que se precie de ser coleccionista, y menos de arte local”. Asegura que toda su vida, por lo menos durante los últimos 16 años, ha lidiado ante un panorama adverso: “para mí así es la vida: siempre hay crisis… siempre existen problemas; nunca hay presupuesto… nunca hay nada. Los artistas estamos hasta el final, no somos la canasta básica”.


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