Samuel Kishi dialogó con el cineasta sobre su película autobiográfica “Los Lobos”
Por Cristóbal Torres

México, 30 de abril (Notimex).— La Organización Internacional para las Migraciones de México (OIM) llevó a cabo en redes sociales una conversación entre su jefe de misión, Christopher Gascon, y Samuel Kishi Leopo, director de la película Los lobos, estrenada el año pasado; el tema fue cómo el fenómeno de la migración se manifiesta en la infancia.

      Kishi expuso que su película es autobiográfica; su madre lo llevó a vivir junto con su hermano a Santa Bárbara, California, cuando apenas tenía cinco años, por lo que le pareció tenía que contar esa historia y entrevistó tanto a su hermano como a su madre; además de reunir testimonios de otras personas que habían migrado igual que ellos. Después de estar dos años allá, reconoció que regresar a México le costó mucho trabajo “pero los niños curan las heridas muy rápido”; después de unos meses, se había adaptado nuevamente al país.

      Mencionó que para el guión utilizó el proceso de Joe Brainard, escritor neoyorquino autor de I remember (1975), donde propone un método de escritura basado en plasmar recuerdos al repetir la frase: “me acuerdo que”, fue así como dio con muchos recuerdos que pudo plasmar en un guión con ayuda de Sofía Gómez Córdova y Luis Briones.

      Afirmó estar muy contento por el buen recibimiento que Los lobos ha tenido en los festivales donde se ha presentado, sobre todo por ser capaz de generar empatía con los espectadores. Aunque la actual contingencia detuvo su recorrido por festivales, Kishi anunció que espera poder estrenarla en salas comerciales tanto en México como en Estados Unidos en noviembre o diciembre de este año.

      Gascon, quien fungió más como entrevistador, llegó a expresar que uno de los puntos más interesantes de la película es que muestra lo que pasa cuando finalmente el migrante llega a un nuevo lugar: “es otro reto, otras dificultades”. Al respecto, Kishi mencionó que durante el proceso de escritura recordó un fragmento de la oración del migrante donde dice que llegar nunca es definitivo y que partir es morir un poco.

      El director dijo que al principio la película se iba llamar “Los vientos de Santa Bárbara”; pero no pudo grabar en dicho lugar porque se había gentrificado; entonces, Inna Payán, productora de la película, le sugirió filmar en Albuquerque, donde con el tiempo se fue desarrollando la idea de llamarla Los lobos. Finalmente, se despidió haciendo un llamado a la empatía: “es el momento de ponernos en los zapatos de los demás, es la única forma de sobrevivir”.


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