POR DIEGO URQUIJO
La inteligencia artificial no vino a reemplazarnos, sino a cambiarnos el terreno de juego. Hoy, el emprendedor que sabe integrarla en su estrategia, tiene una ventaja que hace apenas unos años era impensable. Pero, como todo cambio grande, no se trata solo de tener acceso a la tecnología, sino de saber cómo usarla a nuestro favor y hacerlo de manera inteligente.
Primero, hay que entender que la IA no toma decisiones por nosotros, la IA amplifica la capacidad de análisis. Ayuda a ver patrones que de otra manera pasaríamos por alto, a procesar datos en segundos que tomarían días, pero la dirección siempre la marcamos nosotros. Entonces, definamos claramente hacia dónde queremos ir, cuáles son los objetivos de negocio y usemos la IA para construir los caminos más rápidos y eficientes para llegar ahí.
Segundo, usemos la IA para entender mejor a los clientes, no para hablarle a todos, sino para hablarle mejor a quienes realmente queremos servir. Hoy podemos analizar qué buscan, qué preguntan, qué les preocupa, en tiempo real. Y podemos usar esa información para crear productos más relevantes, mensajes más certeros y experiencias que realmente conecten.
Tercero, integrarla en los procesos diarios, no solo en momentos puntuales. La IA puede ayudar a automatizar tareas repetitivas, sí, pero también a tomar mejores decisiones cada día: desde cuándo lanzar un producto hasta cómo diseñar una campaña que tenga más probabilidades de éxito. No se trata de usar IA una vez para probar, sino de convertirla en parte de la estructura misma del negocio.
Además, recordemos algo que nunca cambia: el contenido sigue siendo rey; pero ahora, tenemos la posibilidad de usar la IA como un editor, un generador de ideas, un pulidor de mensajes. La IA puede ayudarnos a escribir más rápido, pero lo que hará la diferencia es el toque humano que le pongamos después. Nuestra historia, voz o visión no se automatizan, eso sigue siendo nuestro.
Por último, seamos curiosos. La mayoría de las grandes innovaciones no nacen de seguir el manual, nacen de preguntar “¿y si probamos esto?”. La IA está evolucionando rápido. Los emprendedores que experimenten y exploren nuevas aplicaciones, sin miedo a equivocarse, serán los que encuentren las oportunidades más grandes.
La inteligencia artificial no es un enemigo ni un reemplazo, sino un multiplicador de posibilidades; pero solo si sabemos lo que queremos construir. En un mundo donde todos tendremos acceso a las mismas herramientas, lo que va a marcar la diferencia es quién sabe usarlas mejor.
* Diego Urquijo es empresario, arquitecto de negocios, automatización y agentes de inteligencia artificial. Fundador de compañías tecnológicas en Estados Unidos. https://www.soydiegoup.com/
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