Lo que quiso hacer la ley electoral de establecer campañas cortas y menos gasto, lo ha hecho mucho mejor el virus de la influenza. El miércoles cuando Andrés Manuel López Obrador encabezó una pequeña concentración de militantes en su estado natal, donde por cierto afirmó “…que influenza ni que ocho cuartos” como respecto a la alerta sanitaria; pero como respuesta, el consejero del IFE, Marco Antonio Gómez Alcántar, declaró que se encuentra recabando información para determinar cómo el órgano electoral va a proceder ante una violación a la normatividad recomendada por la autoridad de salubridad para evitar la propagación de la influenza humana.

Ahora resulta que para este periodo, de por si corto de campaña, los lineamientos establecidos por la Secretaría de Salud (Ssa) prevén que los candidatos podrán celebrar mítines ubicando cuatro personas por cada 10 metros cuadrados y lo oradores deben estar en el presidium a una distancia de 2.5 metros. Operativamente hablando, para entendernos mejor, sugiero a los coordinadores de campaña, que coloquen cintas o sogas que delimiten y acordonen perfectamente esas áreas, y entonces, solo permitir el acceso al mitin público a las personas que den en esos espacios previamente asignados, en otras palabras puras zonas VIP.

Al parecer el gobernador del Estado de México ya se merece una sanción por contravenir las disposiciones de salubridad. Apenas siendo el primer día de normalidad social, Enrique Peña Nieto ha aparecido sin la corbata, que según los especialistas de la Ssa, se debe evitar su uso por ser una condición de retención de fluidos que pueden transportar el virus de la influenza y facilitar con ello su transmisión. Según Peña Nieto , en su justificación, afirmó que no la dejará, pues no han demostrado que sea medio de contagio y hay que volver a la normalidad.

¿Pero como volver a la normalidad cuando hay varias restricciones que impiden la misma normalidad?

En verdad, resulta muy difícil no pensar cosas contrarias o el trasfondo de lo que realmente ha ocurrido en el país. La exageración que produce miedo, intencional o no, es algo que poco a poco iremos asimilando y juzgando el impacto mediático de la crisis que afecta a México y a los mexicanos en todo el mundo.

Nadie desea que alguien muera. Pero creo que ha habido muchas más muertes, por ejemplo en una sola semana de vacaciones en todas las carreteras de México, que la misma influenza… y hasta ahora, no hemos tenido la necesidad de cerrarlas para impedir más de ellas.

AL CALCE. Valdría la pena que Javier Medina Torre nos explicará a los electores del IV Distrito el sentido de su lema “Queremos resultados”. ¿A qué resultados se refiere el candidato panista? ¿A los resultados de la bolsa de valores? ¿A los de los encuentros de fútbol o beisbol? ¿A los que uno espera de una buena película? ¿A alguna solicitud o trámite especial como un petición de ayuda, de tarjeta de crédito, de construcción, de obra pública?

Lo que esperamos de los Diputados no es que se sienten a “esperar resultados” junto con nosotros, sino por el contrario, que trabajan para darnos resultados.

Posiblemente Javier Medina Torre no ha leído la información que el gobierno federal ha publicado en sus páginas de la red, o tampoco, ha visto los comerciales de televisión previos a la campaña donde el PAN se vanagloria de un antes y un después en “acciones responsables” donde la principal fortaleza es vender y convencer el elector que el PAN si sabe gobernar, por los resultados mismos.

Por lo tanto, en la interpretación de los hechos ¿Medina Torre se desliga del PAN? ¿Medina Torre se desliga de la presidencia de Calderón? ¿De la de su partido? Porque en su frase desconoce lo que el PAN está haciendo, no se suma a la estrategia nacional, al parecer, quiere jugar su propio juego.

Otra que también está jugando un juego, muy peligroso por engañar al partido, es la candidata plurinominal Mary Yoli Valencia Vales, la candidata ciudadana del PAN. Engaño al partido al asegurar que como gerente de un medio de comunicación tendrían carta blanca ahí. Pero desde que asumió el compromiso al inscribirse, fue retirada del cargo para evitar una confusión que dicho medio no quería jugar, respetuoso de la pluralidad y la parcialidad que cualquier medio de comunicación responsable debe cumplir.

Engaño con ello a quienes confiábamos, primero en la honorabilidad y amistad que quedaron subordinados a los intereses y a quienes en su momento desconfiaron del medio de comunicación por hacerles creer que estaba jugando cartas favorables a la causa panista. En conclusión, Valencia Vales, que no es nada en los medios, engaño al partido con una cuota de poder que ni era de ella ni tampoco está al servicio de la ilegalidad.

¿El PAN continuará cerrando sus filas entorno a ella?… queda como la pregunta de los 64,000 mil pesos.

 


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