Lo anterior se afirma cuando en avenidas de la Ciudad han aparecido pancartas de agrupaciones civiles que apoyan las aspiraciones del diputado federal Jorge Carlos Ramírez Marín. La sociedad conoce bien los méritos del diputado yucateco, ya ha sido legislador en el Congreso local, así como también, ha destacado en la máxima tribuna federal al ya ser Presidente de la Mesa Directiva del H. Congreso de la Unión.
Por lo tanto, no es necesario que se manipule las buenas intenciones las sociedades civiles en la lucha por querer obtener la candidatura al Gobierno del Estado. No creo que Jorge Carlos Ramírez lo necesite, además de que cae en la ilegalidad propagandista al estar anunciando su imagen – lo que la ley prohibe – sin estar dentro de las excepciones que la misma ley permite.
Con esa conducta ilegal se lastima las buenas intenciones de la sociedad civil organizada que no puede ser rehén en la manipulación de los intereses particulares de políticos.
Ojala que pronto exista una rectificación para retornar al camino de la legalidad y de la ética política que respeta los marcos legales, los tiempos políticos y los esfuerzos de la verdadera sociedad civil organizada. No se puede hablar de legalidad y respeto, sino que uno mismo lo provoque. Eso espera la sociedad de los políticos que se comprometan a favor de ella misma.


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