¿Qué es lo que se observa de ese “mitin político” de Felipe Calderón? No se ve al presidente en la función de informar, sino más bien se le percibe como aquel padre que intenta convencer al hijo de todo lo que ha hecho lo hace con el sacrificio, hasta la última gota del sudor de frente, porque al final, nos ama, nos protege, nos cuida, nos tutela, nos dice lo que debemos hacer por el bien nuestro, sin dejar la severidad del regaño, del “no te olvides de quién te da de comer”, “de quién dependes”, “de quien manda”. En verdad sólo le faltará echar, por lo menos, una lágrima para darle la emotividad que la teatralidad apelativa se requiere.

Pero la verdad se le escapa de las manos. No hay en el ejercicio, por lo menos, un intento de autoreflexión hacia lo que las voces disidentes han expresado de su gobierno. De aquellos que saben, como es mi caso, que resulta imposible que por simples 100kw más de electricidad tu tarifa aumente al 95% de un recibo a otro; de aquél que no entiende el por qué se ufana de grandes reservas o estabilidad monetaria cuando cada mes nos asaltan con aumentos en la gasolina que al final encarecen acceso a alimentos y servicios públicos y privados; de las más de 40,000 familias que se han visto sumergidos en el dolor por la pérdida de una familiar ante la insensibilidad de un gobierno que califica a todas esas muertes como consecuencia de culpabilidad. La deuda externa ha aumentado como así también la corrupción, como ejemplo el gasto multimillonario en una estela de luz que no representa ningún beneficio para abatir la pobreza y el hambre de millones de mexicanos que cada día viven más en la incertidumbre legal y social.

Es evidente que no basto la visita del Papa. Que el Sumo Pontífice no vino a alabar las acciones de gobierno en favor de la ciudadanía, lo que diera un respiro ante el desplome del PAN por las incongruencias y luchas internas que lo han convertido en un auténtico cochinero. Al contrario, Benedicto XVI pidió orar por las víctimas de la violencia, desenmascarar al narcotráfico y exhortar a los mexicanos a no dejarnos amedrentar por la fuerzas del mal que nos dividen. Por eso ha tenido que salir el Presidente a hacer el quite, a imponerse a su propia candidata. Porque se nota que Felipe Calderón no confía en ella. Su acción sólo confirma la incisión que se observa en el seno del equipo de campaña de Josefina. Es posible entender ahora que los “errores logísticos” no son de esa naturaleza, sino que son parte de una estrategia para maniatarla y hacer sumisa ante los deseos de quienes gobierno hoy México desde los Pinos.

El Presidente ha estado en el límite del margen legal. Ha modificado con toda intención sus spots publicitarios para ya no decir Gobierno Federal, sino el “Gobierno del Presidente de la República”, por lo cual se personaliza hacia su figura y deja fuera a las acciones conjuntas de quienes son parte de su administración. Esos no importan, como tampoco la candidata y la posible derrota. El centro es Felipe Calderón, el que corre el riesgo de ser el presidente que devuelva al PRI la presidencia y por ello se intenta lavar las manos, como Poncio Pilatos.

En esa desesperación no le importa a Felipe Calderón copiar hasta de lo que el PAN en la época del populismo criticaban en contra de Víctor Cervera Pacheco. Los programas sociales del cerverismo hoy son los estandartes de la democracia del panismo, lo que demuestra es que el “cacique” no estaba del todo equivocado.

No entiendo como es capaz de decir que hoy el Estado no es totalitario sino respetuoso de los derechos sociales, cuando es sabido que la seguridad pública ha seguido más una agenda mediática que realmente vigilar los intereses colectivos y jurídicos de la sociedad, al grado que han llevado a una crisis de confiabilidad de las instituciones jurídicas.

Al final el Presidente no prende, no seduce lo que dice de los avances obtenidos. Hay evidentes contradicciones entre lo que ve y lo que sucede en la calle, lo que se comenta y se afirma en los senos de la familias mexicanas. Solamente confirma que se desmarca de Josefina Vázquez, que por él no será la derrota.

PD. En días pasados un grupo de maestras, que reprobaron, se postró en Palacio de Gobierno de Yucatán para acusar al 10 por ciento que si sacó buenas calificaciones en las pruebas. No hay mayor cinismo y vergüenza que exhibir la propia incompetencia y falta de capacidad para el estudio que haga meritorio que profesionistas con calidad asuman una responsabilidad laboral. Eso sí que es el colmo


Espero que esta publicación sea de tu interés. Me gustaría seguir en contacto contigo. Por lo cual te dejo mis principales redes para dialogar y comentar los temas de interés para la sociedad y nosotros.