Fin+del+mundoUna gran parte de la humanidad se entusiasmo mucho con la profecía apocalíptica de los mayas para el 2012. La parafernalia incluyó conferencias, libros, inclusive películas que hacían referencia al posible cataclismo predicha por los mayas.

En nuestras tierras no fueron menos las referencias e interpretación de este hecho. Desde quienes se preparaban para el fin, hasta quienes sostenían que todo era una mala interpretación de lo dicho por los mayas. Decían, los últimos, que el verdadero significado era el cambio de una nueva era, de la conclusión de un ciclo de vida para comenzar otro.

Entre hechos y dichos contradictorios lo que si fue significativo es el impulso que tuvo Yucatán en materia de turismo por el interés por conocer más de la cultura maya. Un hecho que fue aprovechado por el gobierno del Estado para crear espacios para fomentar la grandeza de nuestros ancestros, como lo es el Gran Museo de la Cultura Maya, un espacio moderno, interactivo e innovador en materia de museografía. Ahora con el Festival de la Cultura Maya que contó con figuras de la talla internacional, como lo fue la presencia de la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, y la participación de la comunidad artística, cultural e investigación. Un festival que ya cuenta con el aval de la Presidencia de la República para su continuidad.

Pero vale la pena reconocer que uno de los grandes motivadores de conducta humana es el morbo. El mundo no se acabó, de alguna manera ganaron quienes sostenían la interpretación de que todo era un cambio de era y no los del cataclismo apocalíptico esperado. Lo peor que puede pasar es que los mayas hayan anunciado para sí mismos su propia extinción. Ante la falta del atractivo mórbido se corre el riesgo de menoscabar la grandeza de los mayas, y ahora si, quedar en el olvido, sepultados para siempre en la ignorancia y desprecio de la cultura moderna.

La base y fundamento de nuestra cultura se encuentra en la grandeza de la cultura maya. Una sabiduría que movió a la humanidad hasta en este siglo. No podemos dejar que se extinga su aportación y significado. Es tarea de todos recordar siempre el valor del pueblo maya.

AL CALCE. Terminó el 2012, y más allá de las visiones apocalípticas, fue un año de importancia para el país. Como resultado del proceso democrático se confió en un cambio en el rumbo, dirección y visión en la conducción del nación. Es necesario que entendamos todos los mexicanos que ya no podemos ser rehenes de las posturas políticas fanáticas polarizantes, facciosas e intolerantes. Es necesario que todos sumemos esfuerzos en torno a la superación de las necesidades apremiantes y retos que agobian el desarrollo social, político y económico. Ya no queremos más pleitos insulsos, sino resultados en las acciones de gobierno. Si logramos que al gobierno le vaya bien, el beneficio es de todos y para todos. Ya no hay tiempo para la discusión, sino de la acción.

FELICITACIÓN. Más que sobrevivientes al 2012, somos simples caminantes en el tránsito de la vida que hemos llegado a una nueva estación, la del 2013. Hago votos y elevo las plegarias para que todos quienes coincidimos en La Revista Peninsular y en Punto Medio, desde Rodrigo Menéndez Cámara y Javier García, y los colaboradores y equipo editorial, así como de los lectores que nos honran con su preferencia, nos vaya mucho mejor en este año que dentro de unos días empezará. Como decía el poeta Antonio Machado “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”… que nuestro caminar sea con éxito, recogidos en el amor de nuestros seres queridos, construyendo una mejor sociedad para ser un gran país. Muchas felicidades a todos.

 


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