Hoy hay tres personas que deben dar la cara a la sociedad por el desliz lamentable y condenable del licenciado en derecho Rodrigo Osorio Cáceres, jefe del Departamento Penal y apoderado legal del Ayuntamiento de Mérida, que fue aprehendido por las fuerzas de seguridad del Estado al estar presente en una fiesta “RAVE” en Churburna donde se decomisaron mariguana, cocaína, e inclusive la nueva droga carnívora conocida como “krokodil”: Renán Barrera Concha, la directora de Gobernación Lizette Mimenza y el Subdirector de Asuntos Jurídicos Lic. José Carlos Puerto Patrón.
¿No que se tenía elegido al mejor equipo para trabajar en el beneficio de los meridanos?
No vengan a decir que Rodrigo Osorio no conocía la naturaleza de dicha fiesta, lo que estaba sucediendo dentro de ella. Tengamos muy en cuenta que como litigante penalista, cuya materia objetiva es el delito, medidas de seguridad y penas, su conocimiento lo debe prevenir para ponerse en una posición peligrosa, mucho más cuando hay un compromiso asumido al momento de ser un funcionario público. Tal parece que eso no le importó, sobrado en la mentalidad de que como tal puede hacer lo que quiera, hoy con su actuar está poniendo en entredicho nuevamente al equipo de trabajo del Ayuntamiento de Mérida.
Podríamos decir, que aún sin ser un organizador, su sola presencia como participante pone en entredicho su credibilidad al cuestionarse la ignorancia en el conocimiento y el inexcusable falta de profesionalismo, ética y moral que hoy lo acusa y lo expone como un mal ejemplo ante la sociedad meridana.
Para empezar ¿puede Lizette Mimenza o José Carlos Puerto confiar en un sujeto que va a fiestas donde hay mariguana y cocaína?.
¿No está obligado Renán Barrera a darle una explicación a la sociedad meridana?
¿Cuál es el compromiso del Alcalde en cuestión de seguridad, legalidad, de combate a este tipo de eventos que pervierten la mente y comprometen la salud de los jóvenes meridanos?
Es importante señalar que este es un acto de corrupción personal que afecta en el profesionalismo llevándose “entre las patas” al Ayuntamiento de Mérida. Tenemos muy claro que la corrupción no solo se limita al desvío de dinero público o enriquecimiento desde la función pública. También es corrupción cuando se faltan a los valores de la honestidad, la probidad y humildad.
Valdría que el Ayuntamiento tome cartas serias y responsables en este asunto. Es inadmisible que hoy Mérida cuente con funcionarios con más que tropiezos solo demuestran que ante el puesto creen que todo lo pueden, que es posible estar por encima de la ley e intocables para ir a fiestas donde se vende y consume droga.
Espero que esta publicación sea de tu interés. Me gustaría seguir en contacto contigo. Por lo cual te dejo mis principales redes para dialogar y comentar los temas de interés para la sociedad y nosotros.