El pasado viernes, en la reunión del Consejo Técnico Escolar se inició la capacitación de los docentes con respecto a la propuesta del nuevo plan de estudios que corresponde a la “nueva escuela mexicana”. Se presentó al profesor emérito y reconocido en el ámbito educativo Ángel Díaz Barriga, especialista en temas de diseño curricular, para dar conocer algunos elementos de lo que viene en la propuesta curricular.

Uno de los temas más sensibles que ya empieza a preocupar a los docentes y ser punto de malas interpretaciones por las connotaciones se refiere al tema de las calificaciones. Según el especialista, el proceso de calificar ha representado en la educación un elemento de estrés ya que las calificaciones clasifican, pero no ayuda a mejorar, que los números o mediciones no pueden reflejar lo complejo de un proceso de aprendizaje. Inclusive cuestiona que las calificaciones de las pruebas estandarizadas no necesariamente reflejan la realidad del proceso educativo.

La base de la argumentación de Díaz Barriga debe conceptualizarse en la necesidad de una diferenciación entre lo que debe ser un proceso de medición del otro proceso de evaluación. En el primero es una determinación de magnitud de avance en la adquisición de los conocimientos, habilidades y competencias que el alumno puede demostrar en un periodo de tiempo. La evaluación no es lo mismo que la medición ya que se requiere de un proceso reflexivo que encuentre áreas de oportunidad de mejora, qué tanto ha faltado, la viabilidad de las actividades de medición y otros factores que pueden incidir en el proceso educativo.

En muchos procesos se reconoce que, para poder evaluar, primero se tiene que medir. Un doctor requiere para un diagnóstico y realizar estudios que pueden medir diferentes patrones de los síntomas o signos vitales para que después de ello pueda juntar todos esos resultados y determinar el tratamiento. En el campo psicológico tenemos las pruebas estandarizadas que con base a la investigación sobre atributos psicológicos pueden ayudar a una especialista a configurar desde aspecto muy complejos la descripción de constructos como la personalidad, inteligencia u otros mucho más abstractos.

Tal vez la postura de Díaz Barriga en desestimar el valor de la calificación se vea impulsado por la concepción positivista de la educación en México, una herencia que viene desde los tiempos de Porfirio Díaz y su secretario Gabino Barreda, alumno y discípulo de Augusto Comté. Una postura que se implementó y arraigó en nuestro sistema educativo. Sin embargo, hoy en día, existen otros elementos que se deben considerar como los procesos de evaluación cualitativa que complementan la información que se obtiene de una calificación cuantitativa.

Para cambiar de lo cuantitativo a lo cualitativo se requiere de una reingeniería social muy amplia y extensa que no solo depende de modificar un plan de estudios, sino de todo el sistema educativo nacional y la mentalidad del docente y las familias mexicanas.

Hace unos años, en las escuelas preparatorias dependientes de la Dirección de Educación Media Superior de la SEGEY, se implementó un nuevo sistema de calificación por medio de una escala que iba desde un alumno preformal – que equivalía a reprobado –, a otros niveles de desempeño receptivo, resolutivo, autónomo y estratégico, sustituyendo las calificaciones en la boleta que se entregaban a los alumnos y padres de familia. La medida solo duró un semestre. Fue un caos intentar que se entendiera que significaba estas palabras ya que al final tanto estudiantes como sus tutores esperaban saber si habían sacado un 50, 70, 86 o 100. Aunque en la fecha no se cambiado para fines de evaluación del desempeño de las competencias que se desarrollan en mencionadas preparatorias, se mantiene la calificación numérica porque así lo exige el sistema de control de calificación y los acuerdos normativos en la materia emitidos por la SEP.

Existe preocupación el magisterio por el alcance de las palabras y argumento de Díaz Barriga. Reconocemos su trayectoria y su calidad profesional en el campo educativo. Es difícil encontrar a un maestro de carrera profesional que no haya estudiado sin analizar algunos de sus libros o artículos. Sin embargo, hay un gran riesgo de que sus palabras sean malinterpretadas y sean el pretexto idóneo para suprimir los procesos de medición y calificación en nuestro sistema educativo.

Si esta cuarta transformación que no quiere mexicanos aspiricionistas o que todos sean iguales se corre el riesgo de eliminar la calificación. Esto como parte de crear una sociedad mucho más igualitaria ya que nadie estaría por encima de otros al ponerlos o clasificarlos en una magnitud numérica.

Veamos que está pasado hoy en día en las escuelas. La autoridad educativa, con pretexto de la pandemia el año pasado no quiso reprobar a ningún estudiante. Sin importar si se había trabajado o no durante el curso, sin preocuparse si se tenía o los conocimientos necesarios, todos los alumnos pasaron de un grado a otro, inclusive a otro nivel educativo.

¿Qué estamos viviendo los maestros ahora? Una grave desigualdad de desempeño en áreas de comprensión lectora y numérica, desconocimiento de aprendizajes necesarios requisitos para continuar con el proceso formativo en otras disciplinas o desarrollo de conocimientos y habilidades que requieren de los conocimientos previos.

Al final, sin no se puede medir el estado de las cosas, ¿cómo se puede tomar las decisiones para mejorarlas?

 

 

 


Espero que esta publicación sea de tu interés. Me gustaría seguir en contacto contigo. Por lo cual te dejo mis principales redes para dialogar y comentar los temas de interés para la sociedad y nosotros.