A lo largo de estos últimos años, tanto la administración estatal encabezada por Mauricio Vila Dosal y la municipal con Renán Barrera Concha, se ha puesto énfasis en temas de desarrollo urbano como la movilidad y las ciudades inteligentes. Sin embargo, es muy notorio y evidente, que nuestra ciudad en cuanto el primer tema hay muchas deficiencias.

Es muy cierto que algunas vías y sectores de la ciudad ya quedaron muy pequeñas con respecto al volumen de tránsito que circula por las calles. Especialmente el centro de la ciudad y algunos barrios antiguos no se tiene una infraestructura vial para soportar de forma eficiente tanto vehículo automotor, ya sea por camiones, coches particulares o motocicletas. Si a esta carencia se la adiciona el factor de la falta de cultura vial e irrespeto a las normas de tránsito, el problema se agrava mucho más.

La apuesta sería mejorar el transporte público u otras alternativas para la movilidad para así no tener que utilizar los coches particulares. Pero en este punto las administraciones quedan más que reprobadas y repudiadas con el ineficiente servicio que las concesionarias del transporte público proporcionan a los ciudadanos meridanos.

Los intentos han sido muchos y se ha anunciado siempre con la misma enjundia de encontrar la solución que resolverá de una vez por todas este añejo problema. Este proceso de deterioro lo estamos experimentando los ciudadanos con las rutas del SITUR ya que quedo muy atrás la eficiencia del servicio, el trato de las choferes a los usuarios, la calidad de las unidades de transporte, la conducción a velocidad moderada, entre algunas de las críticas que les podemos hacer a lo que se vendió en su momento como el mejor servicio de transporte de la ciudad.

En la actual administración estatal se hace una gran inversión para las rutas del “Va y ven” que sigue en la tesitura de innovar con tecnología la movilidad con un paradigma más sustentable. La idea no es mala. Sin duda la conectividad del periférico cubre una necesidad para los yucatecos que pueden aprovechar esos nodos y moverse de forma más amplia por la ciudad. Un modelo que se pretende extender hacia otras rutas para aprovechar la reconversión tecnológica. Inclusive se ha presentado el nuevo LE-TRAM que será, según las autoridades, un modelo para el transporte público no solo en México, sino en toda América Latina.

¿Será acaso que esta opción será la solución definitiva?

Voy a poner un ejemplo testimonial. En días pasados, por una descompostura del auto personal, tuve que recurrir al transporte público para ir a mi centro de trabajo. De la zona de Los Héroes que se ubica atrás del periférico a la escuela donde trabajo en auto me lleva un tiempo de alrededor de 30 a 35 minutos. Saliendo a las 6:15 am me da tiempo para llegar a las 6:50 en un día con mucha complicación de tránsito.

En los días que tuve la contingencia vehicular tenía que salir a las 5:15 de la mañana para tomar una unidad que se sacará del fraccionamiento y pudiera llegar hasta la base del SITUR de Circuito Colonias en la Fidel Velázquez. Al final terminaba llegando a la escuela, en el mejor de los casos, a las 7 de la mañana, justo a tiempo para no generar un retardo en el trabajo. Es decir, lo que en auto lleva una media hora, en servicio de transporte público, necesitas una inversión de una hora con 45 minutos.

Para la salida, el tiempo es el mismo, con el inconveniente de subir a unidades que no tiene aire acondicionado cuando el calor está en punto más alto. Los que han viajado a esa hora saben muy bien los inconvenientes de estar en unidades de transporte público con calor y el intercambio de olores corporales que son inevitables por las condiciones de temperatura ambiental.

¿Recurrir a un servicio de plataformas? Ni pensarlo. El trayecto a las horas pico de mayor demanda como son en la entrada y salida de trabajos el viaje de mi domicilio a mi centro de trabajo se cotiza en alrededor de 180 pesos, en el mejor de los casos. Por lo cual la jornada de trabajo sería para pagar el transporte sin dejarme ningún margen de utilidad y ganancia. Por lo cual la opción es inviable.

Una plataforma anunció en días pasados una nueva modalidad por motocicletas. Ojalá que no sufran accidentes por la imprudencia en el manejo de estos vehículos que lamentablemente pueden causar mucho daño a la integridad física o vida de sus pasajeros.

Pero no más más, o es por transporte público o por vía plataformas para no usar un vehículo personal. No hay más opciones. Por lo tanto, el auto no es un lujo, sino una necesidad para movilizarse en la ciudad; por la ineficiencia del transporte público, el deterioro de sus unidades, las incomodidades en el servicio, los tiempos de traslado y sobre todo la indiferencia y falta empatía de los operadores de las unidades que sin motivo alguno no dan las paradas para que los usuarios suban a las unidades.

¿De qué sirve que Mérida se presuma como una ciudad muy segura y con una gran riqueza cultural y artística, para venderla como una de las mejores urbes para vivir, si la movilidad para fomentar el dinamismo de la población para disfrutarla es una tarea pendiente de las autoridades competentes?

Al tiempo.

 

 

 


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