El 20% de los refugiados vive en los 46 países menos desarrollados del mundo y más del 75% viven en naciones de renta baja y media, lo que hace que los más pobres soporten una carga desproporcionada de los costos de educación de los niños desplazados, revela un nuevo informe del organismo para los refugiados.

 

En el mundo hay actualmente unos 14,8 millones de niños refugiados en edad escolar y más de la mitad de ellos no recibe educación formal, con todos los perjuicios que esto implica para su futuro y el de sus sociedades, alertó este viernes la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

El nuevo informe sobre la educación de los refugiados -elaborado con datos de 70 países receptores-, revela que al término de 2022, los niños refugiados en edad escolar aumentaron casi un 50% con respecto al año anterior, sobre todo a causa de la guerra en Ucrania. 

ACNUR estima que del total de esos menores, más de siete millones, o el 51%, no están matriculados en la escuela.

Por si fuera poco, la Agencia advierte que con la cantidad de población desplazada aumentando año tras año, la proporción de niños sin educación seguirá creciendo.

El estudio señala que la inscripción de niños refugiados en los centros escolares varía según el nivel educativo de los países en que se encuentren, con una media de 38% de esos menores matriculado en nivel preescolar, 65% en primaria, 41% en secundaria y apenas 6% en terciaria.

Indica también que en las naciones de renta baja la diferencia entre las tasas inscripción de niños refugiados y no refugiados es muy marcada, con muchos menos refugiados yendo a la escuela.

Cuanto más avanzado sea el nivel, menos niños refugiados están inscritos

El Alto Comisionado para los Refugiados, Filippo Grandi, refirió que cuanto más se avanza en la escala educativa es más pronunciad la disminución de las cifras debido a que las oportunidades de estudiar en el nivel secundario y terciario son limitadas.

En este sentido, subrayó que hacen falta sistemas educativos inclusivos que brinden a los refugiados el mismo acceso y derechos que a los estudiantes del país de acogida.

“A menos que se dé un gran impulso a su acceso a la educación, esos niños y adolescentes se quedarán atrás, lo que impedirá el logro de otros objetivos como el empleo, la salud, la igualdad, la erradicación de la pobreza y más”, recalcó Grandi sobre los hallazgos del informe.

Los más pobres llevan la mayor carga

ACNUR explica que el 20% de los refugiados vive en los 46 países menos desarrollados del mundo y que más del 75% se encuentra en países de ingresos bajos y medios, lo que hace que los costos de educar a los niños desplazados recaigan desproporcionadamente sobre los más pobres.

A este respecto, Grandi argumentó que los países que acogen refugiados precisan de un apoyo predecible y plurianual de instituciones financieras globales y regionales, países de renta alta y sector privado. 

“No podemos esperar que los países sobrecargados y con escasos recursos asuman la tarea por sí solos“, abundó el Alto Comisionado.

El informe de ACNUR dedica gran parte a destacar el potencial de los refugiados en edad escolar cuando se les garantiza su acceso a la educación. Para ello, incluye los casos de tres estudiantes refugiados sobresalientes en Afganistán, Iraq y Sudán del Sur.

Los niños refugiados en América

En un apartado dedicado a América, el estudio detalla que a finales de 2022 había más de 700.000 refugiados y 5,3 millones más de personas que necesitaban protección, la mayoría de ellos eran venezolanos que se encontraban en distintos países. 

Colombia (2,5 millones), Perú (976.400) y Ecuador (555.400) eran los países con el mayor número de migrantes en la región.

Según el organismo de la ONU, las tasas de inscripción escolar de los niños refugiados y migrantes en el continente es baja y disminuyen en el paso de la escuela primaria a la secundaria. Asimismo, las diferencias entre los estudiantes nacionales y los refugiados son grandes.

Casi se logra la paridad de género

Entre los avances globales en la esfera de la educación de los niños refugiados, ACNUR reporta estar muy cerca de la paridad de género entre menores que están matriculados en escuelas de los países de acogida. También enfatiza que los exámenes nacionales de que los estudiantes refugiados despuntan cuando se les brinda acceso a una educación de calidad. 

El informe hace hincapié en que si los niños refugiados se quedan atrás, no se alcanzará el Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas de garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos, y plantea que, en cambio, cuando tienen acceso a la educación pueden prosperar en beneficio de sí mismos y de los países de origen y acogida.

Apoyar la educación de los niños refugiado

Para apoyar la educación de los niños refugiados, ACNUR delinea cuatro puntos en los que los donantes, la sociedad civil, los países anfitriones y otros actores pueden trabajar juntos:

  1. Mejorar el acceso a la educación y el aprendizaje para los niños y jóvenes afectados por crisis
  2. Construir sistemas educativos resilientes a las crisis
  3. Incorporar a las políticas y programas nacionales los programas e intervenciones que hayan probado ser eficientes, y ampliarlos para alcanzar a todos los niños refugiados
  4. Mantener y aumentar el financiamiento externo, garantizar que llegue a todos los estudiantes de manera equitativa y que se integre a las prioridades de los planes nacionales de educación

 

 

 

Boletín de prensa de la ONU


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