La noche se va despejando. El negro se vuelve más claro. La oscuridad cede ante los pasos decisivos del nuevo sol.
¿Habremos cerrado las heridas y tares pendientes de ayer? ¿Estaremos en la capacidad de vivir el nuevo día con toda su intensidad?
Las cosas cambian tanto como el mundo inevitablemente se mueve. Atrás queda el pasado, algunas veces doloroso, otros con profundas alegrías. Somos en el presente, todo lo que cargamos en el pasado, mientras y aún con las decisiones, inseguridades y traumas, continuamos caminando hacia delante, hacia el futuro.
¿Cómo será el futuro que nos espera? ¿Nos ayudará el pasado a continuar nuestro caminar?
Se deja escuchar el canto del gallo, el alegre graznido de las gaviotas saludando al sol, mientras el viento mece las hojas de palmera refrescando el ambiente y las olas que rompen el silencio al llegar a la orilla de la playa.
Tanta tranquilidad, tanta paz… cosas que en estos momentos, en nuestro nuevo amanecer, no debemos olvidar como tampoco dejar de buscar.


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