A todos ellos, a mis maestros de quienes debo mucho sin que pida algo a cambio, de los que se esforzaron en brindar el mejor servicio sin desanimarse ante las faltas de cumplimiento, y en todo momento, supieron motivarnos a ser cada día mejores, extiendo una felicitación acompañada con una gratitud por todo lo recibido.
Hoy me toca estar de su lado, como docente en secundaria y a jóvenes, futuros docentes de un área educativa muy especial, y con ello, entender por mucho el significado de la profesión. También darme cuenta de la importancia de los alumnos, que sin ellos, nuestra labor sería estéril. Todos los días, en el aula de la escuela, no solo es oportunidad para que ellos aprendan, sino que nosotros los maestros obtenemos muchas experiencias de vida que nos enriquecen como personas.
El camino en la actualidad no es fácil. Los medios de comunicación, la dinámica social familiar devaluada en sus valores y las actitudes de los actuales alumnos son factores que generan tensión en las aulas. Existen muchos problemas de disciplina que generan conflictos que se convierten en retos a vencer, aunque no faltan ganas de retirarse de la labor. Pero ante esa adversidad se antepone un compromiso, el sentimiento y la razón, además de los buenos recuerdos y los grandes motivos de orgullo de la profesión. Como consecuencia se sacan fuerzas para seguir adelante.
Por lo tanto, cuando este 15 de mayo estamos los maestros acostumbrados a recibir las felicitaciones correspondientes, deseo también enviar un reconocimiento a todos mis alumnos, ya que ustedes han dado sentido a mi existencia como docente. Sin ustedes, nosotros no seríamos nada.
Espero que esta publicación sea de tu interés. Me gustaría seguir en contacto contigo. Por lo cual te dejo mis principales redes para dialogar y comentar los temas de interés para la sociedad y nosotros.