Un ejemplo de esa carente, insulsa y pobre propuesta política lo vemos en quienes hoy critican el cambio de la ceremonia del Grito de la Independencia del Palacio de Gobierno al Monumento a la Patria. Yo creo que la festividad es sumamente importante y trascendental que un mayor número de ciudadanos van a querer festejar. La posibilidad de que sean Paseo de Montejo, un sitio por demás histórico y distintivo, y mucho más un lugar, como la obra de Rómulo Rozo que es distintiva de nuestra ciudad capital, el lugar no es una elección definitivamente mala. Que si Juan Gabriel banalizará el evento, es una reverenda tontería y falta al intelecto y cultura. No se puede negar el valor cultural que dicho compositor tiene en México. Que elija estar en tierra mexicana celebrando con su música para todos, es un honor; que sea en Yucatán, un privilegio.

Pero claro que para las mentes obtusas nada de lo que se quiere hacer es válido. Ahí tenemos a la ex gobernadora Dulce María Sauri, aquella que salió por la puerta de atrás cuando abandono el encargo de terminar con un periodo de gobierno interino, y que hoy, se ha convertido en una columnista más del Diario de Yucatán, del medio que la acuso de despojo al patrimonio de los yucatecos al donar La Casa del Pueblo a favor de PRI. En programa radiofónico matutino conducido por Gonzalo Navarrete en la sección charlas de café del 8 de septiembre, la ex senadora se definió como una de las principales promotoras de que se proteste contra el cambio, inclusive con argumentos que van contra la experiencia política e intelectual de quien es también ex presidenta nacional del PRI, ya que reconoce la trascendencia y la importancia del carácter festivo y al mismo tiempo desestima el interés por procurar eso.

Lo que va a ser cierto, es que contra lo que quieran esas agrupaciones cívicas que mandan correos para que la gente no acuda, como una que se dice llamar Actuar Ciudadano A.C, pero de la que no se conoce a sus dirigentes y a que los mandan sin ninguna firma, identificación, dirección, declaración de principios, la gente gozará y festejará con muchos ánimos sin importar el lugar escogido para esa celebración, porque Yucatán y México es mucho más grande que todas las mentes junta de quienes sin más razón que los traumas personales sólo se exhiben como individuos carentes de propuesta inteligente.

AL CALCE. Existen muchas voces que en lugar de culpar el ejército yanqui de la intervención injustificada en Irak escriben el nombre del presidente George W. Bush, que con mentiras engaño a toda una nación para conducirlos hacia la muerte de miles de soldados. Se entiende que el presidente es el comandante supremo de las fuerzas armadas, por lo que en estricto sentido, éstas últimas se justifican con “sólo obedecíamos órdenes”.

Si hoy en México el Ejército Mexicano, una institución de mucho prestigio entre los mexicanos por sus oportunas intervenciones en caso de desastres, está en las calles en tareas y funciones que le son de naturaleza ajenas a su conformación, valdría la pena cuestionarnos quién es que las puso en esa posición, ¿quién es, al final, el gran responsable de los errores, de las muertes, del fracaso de su intervención en la lucha contra la delincuencia organizada?… se los dejo de tarea, mis estimados niños y niñas.
 


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