progreso2014El día de ayer fue una jornada carnestolenda inusitada y sorprendente en Puerto Progreso. Desde las 10:00 de la mañana hasta muy tarde seguían los autos intentando entrar al Malecón del puerto, sin que ya pudiera entrar un solo vehículo más. – Ya ni en domingo de verano se ve tal cantidad de gente – compartían todas las personas ante lo que a sus ojos resultaba un auténtico mar de gente que iba y venía.

No había prohibiciones con neveras, ni bolsas, ni sillas. La gente con toda libertad llegaba al puerto, con sus vasos, refrescos, bolsas de comida y botana. Hay quienes desde temprano pusieron sus autos en un buen lugar, y desde ahí mismo, usando el vehículo automotor servía de mesa o cuarto para cambiarse de ropa, descansar o consumir los alimentos.

Fue tal la cantidad de gente, que quienes teníamos celular con conexión a red el sistema no aguantó y prácticamente estuvimos desconectados. No pudo la red telefónica aguantar los miles de personas que se dieron cita en la playa yucateca para celebrar un domingo de carnaval.

La policía, por momentos, resultaba rebasada para controlar la cantidad de vehículos que intentaban acercarse lo más posible al Malecón cuando ya era prácticamente no había lugar. Fueron 5 manzanas paralelas a la principal las que se usaron para estacionar vehículos.

Los restaurantes hicieron más que un agosto, repletos, llenos, no había mesas para los comensales. Una derrama económica no esperada, no usual para un domingo de carnaval. Muchos eran meridanos. No faltó la oportunidad de saludar a los conocidos.

He podido rescatar una imagen de mi archivo personal de un domingo de carnaval de años pasados. No hay duda. Es más que evidente que “algo” paso en este año que la cantidad de gente sobrepaso cualquier mínima expectativa, lo que vimos ayer en Progreso y conocemos como es una jornada de domingo, fue extraordinario, fuera de lugar.

Si se pensaba que habría gente del norte que prefería ir a Progreso que a Plaza Carnaval, pero al final había de todos los colores, para todos los gustos y en general una jornada donde todos tuvieron la oportunidad para divertirse y gozar de un excelente tiempo.

En la noche fueron muy claras las colas de miles de meridanos que esperaban o el camión o la combi para su regreso a la ciudad. Satisfechos de haber gozado de una jornada de fiesta con los conjuntos, la libertad, la sombra de las palmeras, la brisa del mar y la oportunidad de gastar lo menos en el consumo de bebidas y comida.

Aquí un evidente comparativo de cómo se vivía el carnaval en años pasados y lo que paso el día de ayer.


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